Este fin de semana varios dibujantes recibimos un mail del Director una nueva publicación del interior del país. En ese correo, se nos pedía autorización para publicar los trabajos en un suplemento mensual de Humor Gráfico. Obviamente, gratis... era un mangazo, de los tantos que nos hacen a los dibujantes, que somos todos buena onda, nos encanta dibujar y hacemos la delicia de nuestros hijos, sobrinos y amigos en cumpleaños y reuniones que lo ameriten.
A veces nos olvidamos que esto es una profesión y que intentamos por sobre todas las cosas, vivir de nuestro arte, aunque parezca algo de aficionados.
Imaginesé: Usted quiere dar una fiesta en un salón porque cumplió 50 años su señora y entonces, manga a un señor que tiene mucha música y un karaoke, para animar la fiesta, y por el otro lado le dice a Ramiro, el cheff, que le prepare unos calentitos y alguna pavada para picar y que Maru Botana le prepare la torta y la sirva ella, sobre sus rollers, que le queda tan gracioso. Y lo llama a un tipo que cuente unos cuentos así se rien un rato, por ejemplo a Landriscina, que es tan gaucho... Y así se montó la fiesta, sin gastar un mango, porque el salón se lo pide a algún hotelero amigo, que en una de esas tiene el salón libre el día del cumple...
No señores, así no se puede.
Afortunadeamente está FURNIER, un dibujante apreciado y respetado que nos dice que así no es la cosa. Y que si algunos medios son nuevos y tienen poco dinero, que paguen lo que pueden pagar, pero que paguen. Porque así debe ser, "ya que el día de mañana ( y ahora cito a FURNIER) todos los periódicos que sí pagan nuestras colaboraciones se sentirían defraudados y podrían entonces acceder a este tipo de recursos contando con un catálogo de numerosos dibujantes, muchos de muy buena calidad y trayectoria".
No viene al caso quien fue la persona que nos mangó. Sabemos que lo hizo de buena leche y que seguramente quiere ofrecer algo más a sus lectores con un presupuesto miserable.
Le pasa a todos los editores, incluso hasta el más poderoso.
Pero somos dibujantes, y queremos vivir de lo que amamos.

Y ya que lo nombro, aquí va un dibujo del amigo Furnier (aclaro, ni pagué ni le pedí permiso para subirlo al blog). Esto me va a salir carísimo.