En el metro de Madrid... antes de bajarme en Cuzco.
Una tarde en el invierno del 2003, yendo hacia vaya a saber dónde... si al trabajo o a algún encuentro con amigos, leí este poema en el metro. Estaba pegado en el vidrio de la puerta, ilustrando una campaña para vender libros... Rápidamente, porque ya llegaba a la estación donde debía bajarme, tomé un bolígrafo, lo anoté en un papel y lo guardé... Pero, esas cosas de las mudanzas y los viajes, hicieron que perdiera ese poema. Hoy, caminando por Santa Fé, lo recordé. Entré en un buscador poniendo las palabras "no tires esas cartas" porque no recordaba mucho... y volví a leerlo.
Es un himno a la sencillez.
Aquí va:
No tires las cartas de amor
Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esa flecha de sombra-y los sensuales rostros,
bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Transcurrirán los años. Te cansarás de libros.
Descenderás aún más y perderás, también, la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que hayas guardado
serán tu última literatura.
Traducción del catalán del propio autor.(Joan Margarit. Aguafuertes. Renacimiento.1998)
Es un himno a la sencillez.
Aquí va:
No tires las cartas de amor
Ellas no te abandonarán.
El tiempo pasará, se borrará el deseo
-esa flecha de sombra-y los sensuales rostros,
bellos e inteligentes,
se ocultarán en ti, al fondo de un espejo.
Transcurrirán los años. Te cansarás de libros.
Descenderás aún más y perderás, también, la poesía.
El ruido de ciudad en los cristales acabará por ser tu única música,
y las cartas de amor que hayas guardado
serán tu última literatura.
Traducción del catalán del propio autor.(Joan Margarit. Aguafuertes. Renacimiento.1998)
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